jueves, 13 de octubre de 2011

Pequeña y bizarra fantasia erotica

Geronimo abre la puerta con delicadeza, temiendo por lo que puede encontrar dentro. La ve a ella acostada sobre su cama dormida esperándola. Camina despacio, intentando no despertarla, pero lo hace. Ella lo mira mientras se despereza y le murmura algo. Después le sonríe y lo llama con los brazos. Geronimo se le acerca y la besa suavemente en los labios. Luego en el cuello y la mano. Ella gime muy despacio, casi imposible de escuchar. Geronimo la escucha y se sonríe. Le comienza a sacar la ropa, una por una. Le saca todo menos las medias, a ella le da mucho frío estar sin ellas. Geronimo se endereza y la ve entera. Ve su cara hermosa y después el resto del cuerpo. No se sorprende al no encontrar sus rodillas. Ni sus senos, vagina o panza. Mucho menos sus manos y hombros. No se sorprende al ver, en vez de todo eso, cuadernos en sus lugares. Cuadernos abiertos totalmente vacíos esperándolo a él. Su sonrisa se agranda un poco más y busca su lapicera favorita. La encuentra y se vuelve a acostar. Comienza a escribir sobre ellos, arrancando por las rodillas y después subiendo. Escribe cuentos y novelas. Poemas inmensos y minúsculos. Dibujos sin sentidos y sentidos. Escribe y, al mismo tiempo, ella no puede dejar de gemir, cada vez más fuerte. Escribe sus mejores obras, aun sabiendo que nunca más las recordara. Se las escribe solo para ella, que pueda leerlas cada vez que tenga ganas.
Acaban al mismo tiempo. El de escribir y ella de sentir. Acaban con un suspiro y un gemido prolongado. Acaban y ella lo abraza. Lo habita por un rato y se duerme. El se queda despierto, acariciándole las hojas.

1 comentario:

  1. Ei que genial ! Me gusta como jugas con ella, el libro y tus ganas deescribir...
    Algún día se cumplira tu fantasía de tener una mujer vestida con libros
    (?

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