domingo, 31 de julio de 2011

Paula

Subo al bondi sin querer ver a nadie. LLeno de gente, viciado de olores inaguantables, me escabullo entre ellos y encuentro un asiento sin ocupar. Abro la ventana y prendo un cigarrillo, necesito algo de aire para respirar. Agarro mi cabeza y puteo para mis adentros, me acaba de dejar mi novia. No es que me importe demasiado es una de esas que estan poco tiempo en tu vida y la mayoria lo pasan cogiendo. Pero esta cogia como pocas, una de las mejores con las que estube. Y estos dias me hacen falta unas buenas cogidas. El sol me pega en la cara, busco los lentes en el bolso. Los encuentro luego de un rato de revolver. Me los voy a poner pero algo me detiene. Mis ojos se cruzan con los de una rubia parada a seis metros delante mio. Le sonrío y ella instantaneamente me lo devuelve. Mi mente no tarda mas que un par de segundos en imaginarmela sin ropas, siendo mía sobre una cama. Mierda, que caliente que estoy. La duda me carcome, ¿me levanto e intento algo con ella? Pero eso significaria perder el asiento y el cigarro ¿ Y si es todo producto de mi calentura? Es medio jodido encontrar una de las mías en un bondi justo el dia que estoy caliente. Entre pitada y pensamiento me estupidizo y pierdo la cuenta de las calles que pasan. Cuando caigo estoy corriendo entre la gente por las veredas, siete cuadras me pase. La rubia siguio su viaje, imborrable se me hace su sonrisa.
Llego tarde al laburo, el jefe me grita por media hora y yo solo le escucho dos minutos. Mi compañero se me caga de la risa de la cara y yo tengo que ponerle cara de sumision al pesado del jefe. Paso una hora ordenando papeles, es viernes asi que no tengo mucho mas que hacer, y me voy afuera con los chicos a fumar un cigarro. Arman para salir esta noche, yo intento negarme pero ya gaste todas mis excusas. Termino aceptando, el lugar es un boliche de esos que le gustan a ellos. Y yo con las ganas que tenia de coger, ahi no voy a conseguir ninguna chica que me de bola. Vuelvo al escritorio, el reloj marca las 10 de la mañana y yo ya no aguanto mas del sueño. Me escapo al baño, me tiro al piso y duermo una pequeña siesta. Vuelvo al escritorio a los dos horas, todos estan almorzando y yo no tengo un peso. Finjo estar a dieta y me tomo una sopita knor. Charlo con la secretaria, ella tambien se toma una sopa y me asegura con demasiada vehmencia que esta haciendo dieta. Hablamos de estupideces sin nigun sentido y ella no deja de mirarme. En un momento nuestras manos se chocan y ella se rie. Mi cabeza suma los hechos a una velocidad asombrosa, ¿esta jugando conmigo? Es medio complicado, nunca lo hizo y nunca aparento interesarse en mi. Nunca fue esa clase de persona. Mi calentura debe estar jugandome otra mala pasada. Ya van dos en un mismo dia, necsito coger con urgencia.
Vuelvo a casa en bondi, intento contactarme con mi ex. Lo unico que consigo es un mensaje de voz que nunca va a oir. Llego a casa, me cambio y salgo para el boliche. Voy caminando, queda a pocas cuadras. Paso por alado de Anodis, el bar que paso todos los findes y en el que seguramente terminare esta noche. Llego al boliche, los chicos me esperan en la puerta. Prendo un cigarro y entramos. El lugar es como todos los demas, con todas las chichas y chicos bailando en su interior con descontrol. Tomamos un par de tragos y vamos a la pista. Encaro un par de chicas pero todas me esquivan. Sin embargo varios pibes se me acercan con insistencia, mierda, odio estos lugares a los que me traen. Son su ambiente, con su gente, no tengo chances de nada aca. Salvo de tomar sin parar, cosa que ni dudo en hacer. Me emborracho y pierdo el conocimiento al poco tiempo.
Me despierto y siento algo que me intentan meter en la boca. Abro los ojos y encuentro una pija delante mio. Me desespero y la quito de un manotazo. Intento levantarme pero el sentir la pija tan cerca me hace vomitar. Puteo al hijo de su madre que tengo delante e intento agarrarme a las piñas pero el cuerpo no me responde. El chabon se caga de la risa y se va corriendo. Mierda odio estos boliches.
Espero media hora y salgo del lugar. Camino por las calles pensando en todo lo que me paso y la rubia vuelve a mi mente. Esa suave sonrisa que me ilumino la mañana. Prendo un cigarro y camino cuasi sin rumbo pero se a donde voy a llegar, Anodis. Saludo al guardia y entro. Este es mi lugar, este es mi ambiente. Me siento en la barra y no pido nada, no estoy en condiciones de tomar algo. Fumo sin parar hasta que la veo a ella. Sentada sola en la otra punta. Me le acerco y lo unico que puedo pensar es esta noche voy a cojer. Pongo mi cara de seduccion y hablamos.
-Hola, hoy nos cruzamos en el bondi temprano.
-Me acuerdo de vos, estabas como en las nubes hoy.
-Me pusiste vos asi-digo y nos sonreimos complices.Me da la mano y dice.
-Me llamo Pia ¿Vos?
-Yo me llamo Paula.

sábado, 30 de julio de 2011

Tarde de perros

El perro caminaba predispuesto, revoloteando su cola de un lado hacia otro. Su dueño lo miraba al hacerlo y lo acariciaba de a ratos. Llegaron al parque minutos después y el sol estaba sofocante. Su dueño no lo soltó hasta que no encontró a otra dueña, de otro perro, para conocer. Cuando se sintió libre corrió hacia todos lados, dejando que la suave brisa que producía su correr fluyera por sus pelos. Cerraba los ojos al hacerlo e iba sin saber por donde pisaba, ni que se chocaba. Se imaginaba que era un lobo corriendo por las frías nevadas. Sentía sus patas congeladas y el dolor que le causaba el caminar. A veces se imaginaba que era cazado por un humano y otras que era el quien cazaba. Ambas lo hacían correr aun más rápido. Cada tanto abría los ojos, casi sin ganas y el calor entraba alejando su fría imaginación. Después de un rato se aburría y se disponía a hacer otras cosas. Molestaba a otros perros que jugaban tranquilamente, muchas veces consiguiendo una pelea. Le encantaba conseguirlas, mordisquear y raspar a los otros. Pero sobre todo le encantaba cuando tenía la pelea casi ganada y que con un simple gruñido los liquidaba, haciéndolos huir despavoridos. Esa tarde consiguió una y, como siempre, la gano.
Como no estaba cansado decidió que quería seguir dando vueltas. Cruzo la calle hacia la fuente y, como tenía calor, se metió en ella. Estuvo un rato hasta que lo sacaron un par de chicos. Se sacudió, mojando a todos lo que estaban cerca suyo y continúo con su paseo. Se metió en el Anfiteatro y toreo a un par de gatos que dormían en unos escalones. El anfiteatro era gigantesco pero todo de cemento, odiaba el cemento. Pasaba por ahí únicamente para poder tomar un caminito del costado que lo llevaba a un mini bosque totalmente oculto. Entro en el paseándose entre los árboles casi sin cruzarse a nadie. Acelero un poco su marcha para poder esquivar unas piedras que le habían tirado unos chicos y de repente se freno. Se quedo duro y, girando su cabeza hacia un costado, miro lo que había encontrado. Delante de él estaba una joven pareja cogiendo entre los arbustos. Ya había visto a su dueño un par de veces hacerlo, pero estos se veían terriblemente patéticos. Se les notaba en la cara que el chico era el que mas ganas tenia de hacerlo y que ella no estaba tan segura. Se aguanto la risa y siguió su camino. Subió por una colina y salio devuelta al parque.
Se sentía cansado, había estado caminando por horas. Con sus últimas fuerzas dio una corrida hasta su dueño. Cuando llego el estaba solo, no le había ido tan bien con la otra dueña pensó. El estaba sentado en un banco bajo los árboles escribiendo en su cuaderno; cuando lo vio llegar dejo todo y lo llamo con ganas. El perro se le acerco revoloteando la cola y lamió sus manos, luego salto al banco y recostó su cabeza sobre sus piernas. Se sentía cansado, con sueño y hambre. Se moría de ganas de comer algo rico esa noche. Ravioles, su comida preferida. Aunque sabia que hacia demasiado calor para que él se pusiera a cocinar. Pensaba todo esto y se quedaba dormido. La mano de su dueño no ayudaba a mantenerlo despierto, lo adormecía más con cada caricia. Pero antes de dormirse tenía que saber que comería, y se lo preguntó.

-¿Qué vamos a comer esta noche?

- Creo que voy a pedir unas pizzas, ¿te parece bien?

-Si, me encantan.

Luego dio un último gran suspiro, cerró sus ojos y quedo completamente dormido. Soñó que comía tres grandes platos de ravioles y que no hacia tanto calor.