martes, 16 de octubre de 2012

Romina

Romina era chiquitita y biscosita. Tenía unos largos rulos que tapaban gran parte de su cara y una nariz que amagaba con ser puntiaguda y se achataba sobre el final. Tenía unos ojos café llenos de vida y una sonrisa con gusto a felicidad.
Cuando la conocí fue todo eso lo primero que pude ver y al tiempo pude comprobarlo a todo. Nos conocimos en el parque, ella acababa de fumarse un faso y no tenía ganas de levantarse. Yo conocía a su amiga y me senté a su lado. Charlamos un rato, hablando solo más que juntos, ya que solamente me contestaba con monosílabos que decían menos de lo quería decir.
La volví a ver al otro día, ya sin los ojitos rojos, en el bondi que siempre me tome. La salude y me senté junto a ella. Descubrimos que siempre nos tomamos el mismo bondi y que nunca nos cruzamos o, en realidad, no sabíamos que nos estábamos cruzando. Ella no dejo de sonreír en todo el recorrido. Le sonrío al asiento, a una mariposa que entro de imprevisto, a una viejita que nos miraba de reojo y, sobre todo, a mi en cada momento en que hablamos. Ella me sonrío a mi y yo no pude dejar de mirarla.
La volví a cruzar un día después, yo salía de mi departamento y ella de la tienda de comida china de al lado. Nos saludamos con sorpresa y alegría. No pude evitar preguntarle que hacia ahí  Vivo enfrente, me contesto despreocupada. Tampoco pude evitar decirle que yo vivía arriba. Ella me sonrió y me prometió que después iba a pasar a saludarme pero en ese momento estaba apurada.
Esa noche no pude dormirme. Cuando vi que eran las 1 me levante y fui a la cocina. Al llegar me di cuenta que su departamento tendría que estar justo enfrente de la cocina. Casi como un niño, mire emocionado a esa ventanita que nunca había servido para mucho y que se me mostraba inalcanzable arriba de la heladera. Usando dos sillas, una escoba y la parte de arriba de la heladera llega hasta ella. Me asome y mis ojos fueron directamente al único departamento que todavía tenía luz. Ahí estaba ella haciendo algo así como yoga.
Tubo que pasar otro día mas hasta que la volví a ver, no nos cruzamos y yo tampoco me anime a volver a asomarme. Yo iba caminando tranquilo y ella apareció llamándome a los gritos media calle atrás  Me explico, jadeando, que me vio por su ventana y bajo corriendo a saludarme. Yo me reí y ella también  Subimos a su departamento, quedaba en un tercer piso y el ascensor no andaba desde hace mucho. Al entrar estaba la sala donde la vi hacer yoga. Había un sofá augereado, un televisor chiquito y un cuidado tocadiscos en un costado. El piso estaba lleno de vinilos viejos y nuevos. Ella apareció de la cocina con dos vasos y una cerveza, se tiro en el sofá y me ordeno que viniera. Me contó un  poco de todo, de que siempre quiso ser veterinaria pero nunca logro terminar la carrera, y que hace un par de años labura como fotógrafa para eventos. Siempre fue buena sacando fotos. Me contó de su papa y mama, de cuando se divorciaron y ella tubo que elegir con cual de los dos quedarse y que nunca supo si eligió bien. Me contó de un gatito que tubo un tiempo y un día se le escapo por la ventana, y siempre le quedo la duda de si no se lo comieron los chinos de al lado. Tomamos muchas cervezas y ella nunca paro de hablar. Yo no pude decir nada, sentía que todo lo que dijera no tendría importancia. Me termino diciendo que le parecía rarisimo que nunca nos hubiéramos cruzado viviendo tan cerca y haciendo cosas tan parecidas. Hablamos un rato mas hasta que me quede dormido. Cuando desperté descubrí que ya había pasado la noche ahí  ella no estaba mas en la casa y me había tapado un poco.
Dude un rato si revisarle las cosas o no, pero tampoco no me dejo mucho tiempo de duda porque termino llegando. Se fue a la cocina con unas bolsas y volvió con una bandeja llena de comida china. Me explicó, mientras comía. como me había dormido a eso de las once y que le daba tanta ternura que no se animo a despertarme. Yo me reí y me puse a comer un poco. Charlamos un poco más y ahora yo hable de mi. Le conté que me sentía perdido de la vida, que nunca había terminado de estudiar cine y que no podía terminar de escribir un cuento que me estaba volviendo loco. Le conté de mis viejos, de lo mucho que nos peleábamos y que nunca nos terminamos de arreglar. Ella me miró todo el tiempo atenta. Sonreía cuando tenia que sonreír y se intrigaba cuando se tenia que intrigar. Cuando terminamos de comer ella bajo las persianas, prendió un velador y empezó a fumar un porrito. Me explico que no podía hacerlo pensando que todo el barrio la podría ver y que tenía el miedo de tirarse por la ventana por pura locura. Lo fumamos entre los dos, riéndonos todo el tiempo y después me fui. Cuando llegue a mi casa no podía entender porque no la había besado.
A la noche nos juntamos con unos amigos en mi casa, fumamos un rato con unas quilmes y no pude evitar hablarles de ella. De lo mucho que me encantaba y de creía, que por fin había encontrado a la mina de mi vida. Le conté detalle por detalle de como nos fuimos viendo y uno de mis amigos, en joda, conecto las cosas y me hizo ver que nunca la había visto mas de una vez por día  Yo no le hice mucho caso y me reí. Seguimos hablando hasta que cambiamos de tema, Argentina le había ganado a Brasil un par de días atrás y nos pusimos a repetir jugada tras jugada.
Mas tarde, cuando ya estaba solo y me había prendido un porrito, volví a pensar sobre lo que me había dicho Marcos y no pude evitar darme cuenta de todo. Yo siempre había estado en busca de ella, de ese amor increíble que estaba destinado y que siempre me había evitado. Y ahora, que por fin lo había encontrado, el destino me castigaba y no me dejaba estar con ella mas de una vez por día. Se que había tratado muy mal a muchas chicas antes, siendo muy frió con ellas. Y por muy estúpido que suene, no había nada mas que sirviera como explicación a porque la veía una sola vez por día. Excitado  lo llame a Marcos y le explique todo esto. Marcos me puteo, me dijo que era un drogado de mierda y que me dejara de joder.
La semana siguiente me dispuse a descubrir si era verdad mi teoría. Iba a fijarme todos los días que pasaba y si llegaba a poder verla mas de una vez. El lunes la cruce en el supermercado, el martes nos tomamos el bondi juntos y el miércoles la vi a la salida del laburo, sentada leyendo en un banco, pero no la salude. El jueves pasamos la tarde juntos, me invito a tomar mates y me contó del nuevo proyecto que quería empezar:  estudiar fotografía en la universidad e intentar ser una fotógrafa de verdad. Me lo contaba muy entusiasmada, como si fuera algo que hace rato que quería arrancar y nunca se animaba. El viernes llovía muchísimo y yo la vi, por la ventana, parada en la vereda esperando a que el perro terminara de hacer sus necesidades. Baje corriendo con un paraguas y le dije que se pusiera abajo ella también  Me dijo que no y me pidió que lo guardara. Que levantara la cara contra la lluvia y la sintiera. Me explico, apurada, que a la noche hacían una fiesta re copada en un galpón de Palermo. Me dijo que tenia ganas que fuera y que me iba a esperar. Obviamente a la noche fui y, para mi decepción, nunca apareció. El sábado la fui a ver, para saber que le había pasado y me recibió apurada. Me explico que su madre estaba por llegar y tenia que ordenar todo. Me quede a ayudarla y termine conociendo a la madre. Le caí tan bien que me invito a almorzar al otro día, ella se moría de la vergüenza. El domingo fui para almorzar, la madre hizo lasagna y estaba riquísima.  Charlamos un rato y después me volví al departamento. Me pase toda la tarde pensando, ningún día de la semana la había visto mas de un vez. Hasta una vez intente vigilando la por la ventanita y nunca apareció. A la noche, a eso de las diez,  no aguante mas y decidí que tenia que hacer algo, tenia que confrontar mi destino.
Baje las escaleras corriendo decido a ir a tocarle timbre a que saliera. Me frene en la vereda y mire para arriba. Era ahora o nunca. No llegue a cruzar la calle que un auto casi me choca, me tuve que tirar a un costado rodando un poco. Me levante desorientado y se me vinieron tres perros encima. No entendia que pasaba así que me puse a dar vueltas en circulo para que me dejaran en paz. Cuando me los pude sacar de encima siento la voz de un chabon preguntándome la hora, me doy vuelta y veo un chico de gorrita acercándose rápido. Miro para su departamento, después para el mio y salgo corriendo. Subo a casa y me encierro. Ya no me quedaban mas dudas, el destino quería esto y nada mas que esto. Que viviera enamorado de ella y que solamente la pudiera ver una vez al día. Sufriendo así toda mi vida. Me tiro al piso, amago con largarme a llorar y siento que golpean la puerta. Abro y entra ella muriéndose de la risa.
Me cuenta , sin para de reírse, que vio todo por su ventana. Estaba fumando un cigarro y vio como me paraba en la vereda respirando agitado y la miraba. Como cruzaba sin mirar y casi me chocaban. Se imagino que estaba drogadisimo y se empezó a reír. Después me vio dar vueltas como un tonto por tres perritos e irme corriendo para el departamento. Quiso venir a ver si estaba bien pero no aguanto la risa apenas me vio. Yo escuche toda su explicación y mire la hora que eran. Eran las diez y media y la estaba viendo por segunda vez en un día. Me empece a reír con ella por un rato.
Cuando paramos no le dije nada y simplemente la bese.


jueves, 19 de abril de 2012

Flaca

La rubia era media hipona. Tenia unos ojos tranquilos y marrones que te decían todo. En su brillo uno podía ver esas tucas fumadas sin prisa en la cornisa de alguna colina. Vivía cantando rokanroles de amor que parecían escritos por Joaquín y tocados por
Era muy flaca y por eso todos le decían así. Hasta sus viejos, con todo el amor que le tenían, no le podía llamar de otra manera. Ella se reía y fingía no molestarle, cuando si lo hacía y mucho. No era flaca porque quería, era flaca porque había nacido así y no había podido crecer engordando. Ah, tambien era muy alta. Parecía que era una giganta y cuando estaba con sus amigos se tenía que agachar en cada foto para no salir cortada.
No era tierna, o lo era solamente con pocos. Tenía que ver con que sus viejos siempre la llenaron de amor de chiquita o algo así había dicho Freud. Igual mucho no importaba. Se enamoro un par de veces, asi de mentira. De esas que uno se enamora solamente porque todo el mundo espera que lo hagas. Amores repentinos, secundarios y con fecha de vencimiento. Ella en realidad no quería eso, quería un enamoramiento serio y estable. Una relacion de las de antes que arrancaban sin esa seguridad de que se tenían que terminar. Un día la encontro y no se quiso soltar nunca mas. Todabia sigue ahi agarrada fuerte, sin siquiera resbalar.
Yo cuando la conoci todabia andaba en esos enamoramientos express. Me falshio y nunca me anime a decirselo. Pasaron los años y ambos cambiamos. En el medio nos besamos y tocamos un poco. Fui un romance express y me deje serlo por miedo a ser menos. Sin darme cuenta otro llego y la enamoro en serio, dejandome pagando cuentas sin fondos. 
Siempre estubo delante mio  y yo, de cagón, nunca lo quise ver.


a manu, que me conto tanto de su amor imposible.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Chicos


Los cinco esperan en la puerta del boliche a que les dejen entrar. Pachu y Gero están impacientes. Keko, Iara y Martina, no. Atrás tienen otras treinta personas y adentro parece que va a explotar. El patovica los mira fijo y ellos le contestan igual. Ninguno trajo documento y si hubieran traído no les dejarían pasar. El patovica les hace un seña dejándolos pasar y entran. Adentro no se ve nada.
Keko se dirige a la barra llevándosela a Iara de la mano. Le pide que le pida un vodka, a ella le van a dar más bola. Martina sube las escaleras y va al sector fumadores. Pachu se cruza a unos amigos y Gero camina desorientado entre la gente.
Iara agarra el vaso y se cuelga charlando con el barman. Se le hace la linda pero el barman no quiere nada. Es gay. Cuando se da vuelta no encuentra a ninguno de los chicos. Mira para todos lados y se resigna. Toma el vaso en dos tragos y pega un grito.
Keko charla con una chica de ojos celestes cuando siente a Iara gritar. Al principio no la reconoce pero después cae y va a buscarla. La encuentra tomándose el segundo vaso y la saca a bailar. El saca una botellita de su campera, se lo pone en las mangas y lo chupa. Después Iara hace lo mismo. Bailan moviéndose sin sentidos, agitando los brazos de arriba abajo. De a rato siguen la música y de a ratos ni la alcanzan a escuchar. No bailan juntos aunque estén casi pegados y se vivan chocando. Cada uno baila en un mundo distinto un baile diferente.
Pachu se despierta de repente y no sabe donde esta. Siente la música sonando fuerte pero alejada al mismo tiempo. Después siente risas a su alrededor y recién ahí comienza a ver. Fabio y Cristina son los que ríen sin parar. Enfrente suyo Cecilia se levanta también. Los otros se arremangan las remeras y atan los brazos. Apuntándolo con la aguja le preguntan si quiere un poco más. Pachu dice que no, esta cansado.
Martina fuma un porro a medias con otra chica. Hablan poco y escuchan menos por la música. Se conocen de algún lado pero no están del todo seguras. Martina cree que de fotografía y la otra de Pilates. Igual ambas piensan que son hermosas. Se terminan el porro y no tienen otro. Se miran un rato sin saber que hacer hasta que la chica le saca su gorrito negro. Su rubio platinado teñido queda libre cayendo sobre su cara. Ambas comienzan a reírse por eso y Martina le saca el gorro. Se lo pone y después le da un beso.
Gero baila solo sin saber que lo esta. No recuerda con quien vino y no tiene idea de cuando se ira. Retuerce todo su cuerpo de una forma casi violenta al compás de una música híper frenética. Salta cuando nadie lo hace y se queda quieto cuando todos saltan. Escucha las canciones en español pero las canta traducidas al ingles. No recuerda tampoco que fue lo que tomo, pero seguro que fue fuerte.
Keko se cansa y le pide a Iara que vayan a sentarse. Van a una de las escaleras y se sientan uno al lado del otro. Tienen que hacerlo bien juntos por toda la gente que pasa. Hablan un rato sobre nada. Keko le cuenta de la moto que se quiere comprar e Iara sobre el nuevo violín que su papa le compro. Después se quedan un rato en silencio y ella le toma la mano.
Pachu sale del baño todavía mareado y camina por el pasillo. Vomita un poco en un rincón y, casi sin poder ver, la ve a Martina revolcándose con otra chica. Le da mucha risa y se ríe. Luego se acerca a ellas y las toca suavemente. Como no le dicen nada, sigue y comienza a besarlas.
Gero esta mudo, echo una piedra en medio de la pista. Ve un gorila bailando enfrente suyo y no sabe que creer. Se acerca despacio hasta ponerse a su lado. El gorila deja de bailar y se le queda mirando. Gero tiene miedo, no sabe que le hará. El gorila alza los brazos y Gero cierra los ojos. Después siente sus manos apoyadas suavemente en su espalda. Gero apoya su cabeza en su hombro y lo abraza también.
Keko e Iara salen del boliche solos. Caminan derecho hacia el río agarrados de la mano. Falta poco para que amanezca pero las estrellas todavía están claras. Llegan al parque, van al playón de cemento y se recuestan. Iara le dice que lo ama. Keko tarda un poco en contestar. Dice que no sabe, que esta confundido. Iara comienza a llorar y el se queda en silencio, sin soltarle la mano todavía. De repente ella se calla también cuando ven una luz en el cielo. Parece una estrella que se mueve, dirigiéndose a ellos. Iara cree que no es nada pero Keko esta seguro que es una nave espacial. La luz se acerca cada vez mas hasta tomar una forma corpórea y creíble. Keko la ve y cree que va a morir, a desaparecer. Suelta a Iara y alza sus manos al cielo, como queriendo evitar lo inevitable. La luz se hace inaguantable y el cierra los ojos. Siente la luz intentando chupárselo y los aprieta un poco más.
Al rato los abre y mira a su costado. Iara no esta mas.


viernes, 13 de enero de 2012

Huir


Cristian maneja nervioso por la autopista, mantiene las dos manos apretadas sobre el volante y mira a Romi cada un minuto. La ve temblar, sufriendo por cada segundo y acelera un poco más. Romi esta acurrucada en el asiento, con su cabeza a punto de estallar y temblando hasta los dientes. Su puño cerrado esconde las pastillas que su madre le dio esa mañana y que nunca tomo. Pastillas que le dieron los médicos para mantenerla tranquila, para que no vuelva a suceder otro incidente. Pero ella esta cansada de que todos la controlen, su madre y los médicos. De que siempre intenten enderezarla para que tenga una vida normal. Y ella lo ama a Cristian, por eso quiere huir con el. Por eso se subieron al coche y no fueron a la escuela, tomaron la autopista directo hasta Capital. Donde siempre soñaron vivir juntos una nueva vida, y ahora iban hacia ella. El dejando atrás su padre golpeador y el trabajo. Ella su madre y las pastillas. Llevando solamente algo de dinero, unas mudas de ropas y a ellos mismos.
Cristian aminora la marcha, se esta quedando sin gasolina. Dobla y entra en la primera estación que se cruza. Baja apurado, conecta el cargador y corre hacia la estación. Compra una botella de levité, un par de chicles y sus masitas preferidas. Cuando regresa al coche la encuentra vomitando a un costado, llorando desconsolada. Ella sabe que es lo que le pasa, son los primeros síntomas. Algunas veces los experimento, intentando poder controlarlos, para evitar las pastillas. Los temblores van a crecer y el vomito se va a duplicar. Ella lo sabe.
Cristian se asusta. Se agacha junto a ella y la abraza. Lo hace y tiembla junto a ella. Siente que tiemblan tanto que hasta el piso comienza a hacerlo. Siente que ellos y la tierra son uno con un terremoto que sucede ahí y en ningún lado más. Se miran a los ojos y hacen fuerza para pararlo y poder seguir. Fuerza para poder estar juntos un poco más. De a poco va calmándose y se quedan mirándose por unos segundos hasta que se van. En el piso quedan las pastillas apiladas.
Siguen el viaje en el auto. Ella sigue acurrucada y el acelera cada vez un poco mas. Los carteles pasan adelante suyo anunciándoles que están cada vez mas cerca. El le toma la mano y maneja con una sola. Ella se mueve y se acomoda para mirarlo. En su mente le resuenan las palabras que tantas veces le dijo su madre, cada vez que le escupía que él no la amaría si conociera su verdadero yo. Si supiera lo que de verdad puede causar. Y ella duda por momentos si no tendrá razón y no hay un verdadero amor. Pero cada vez que lo ve sabe que la tiene. Junta fuerzas y le sonríe. El se la contesta besándose dos dedos y apoyándoselos en los labios.
Entran a Capital y el sol les pega en la cara. La luz se hace cada vez más inaguantable, segándolos de todos lados. Cristian tarda unos segundos en darse cuenta que el sol no es la única luz que ve, ella también esta haciendo. Frena en seco y la mira. Flashes de luz salen por sus ojos y boca. Ella al principio no se da cuenta y cuando lo hace se desespera. Le pide que se vaya pero el se niega. Le dice que si la ama se tiene que ir. Sale del auto y  se para encima del capo mientras el corre prometiendo que traerá ayuda.
Mira de reojo y ve como comienza a flotar, irradiando cada vez más luz. Se frena y decide que no la va a dejar. Corre a través de la gente horrizada con lo que ve. Toma carrera, salta desde el capo y se agarra de sus pies. Trepa por su cuerpo y comienza a besarla en todos lados. Su boca, frente, cachetes, cuello. Ella sigue aumentando su luz hasta que se convierte en un flash concentrado en el cual ya no se logra reconocer a ninguno de los dos.
Después media ciudad desaparece.

martes, 3 de enero de 2012

Ruperto y Delfina- with betty

uperto abrio mi pecho y toco mi corazon
al mismo tiempo no toco nada porque nada existe
y eso no estaba bueno
no, no estaba bueno, estaba soñando en un delirio infinitio
ruperto no existia, su mano tampoco
delfina iwal lo amaba, siempre lo amo
desde esa dia se desnudaba constantemente
sacaba la teta al aire
y esperaba qe ruperto vieniera a arrancarle el corazon
esperando , de a ratitos una suave brisa por su vagina
un canto que se miraba de lejos
y se escuchaba en lo profundo
[arre]
un chiflidito agotador
y placentero
qe le levantaba todos los pelos
y le hacia sentir nueva la cachucha
{jajajajajaj}
ruperto la miraba y temblaba
ni siquiera sabia como agarrar su cintura
pero la queria, y delfina se moria pero lo queria
el qeria hacerla suya
acariciarla y bailarlo pegadito a los huesos
ella tambien lo qeria
pero eran medio miedosos
y no hacian nada
los dias/minutos/segundos pasaban y se amaban sin amar se querian tocando sin existir se miraban sin los ojos y se escuchaban con las manos
delfina gritaba y ruperto gritaba mas alto
se sentian los gritos de la casa de enfrente
y asustados los vecino dudaban en llamar a la policia
y si llegaba a venir
la encontraria a ella desnudad
y a el no
porqe no existia
el humo inundaba la habitacion, pronto todas las habitaciones
el miedo lo inundaba todo aun mas
sirenas a lo lejos
se escuchaban
todavia nadie habia nacido
solo se escuchaba la nada
y despues todo fue nada
y se escucho el todo
y todos se marearon
delfina grito ruperto
y ruperto grito delfina
por fin existian los dos
ahora podian finalmente comenzar a mirarse en las mañanas
a sentir esas carisias con tanta delicia
a sonreir y a escuchar las risas
a tocarse tocandose
y tubiueron un hijo
porqe todos lo tienen
y le pusieron ismael
porqe nadie se llamaba asi
se sacaban fotos desnudos porque nadie los veia, pero se las mopstraban a todo el mundo
pero ahora que ellos existian
ya nadie lo hacia
estaban solos y juntos {foreveralone:p}

http://www.lagalletaasesina.blogspot.com/ 

domingo, 1 de enero de 2012

The Boy with the blue eyes o Los Adolescentes

El chico de ojos celestes y cara pálida mira su juguete preferido. Ese que tantas tardes de placer le dio cuando era chico. Lo mira y no siente nada. Tendría que sentir algo de nostalgia o tristeza, la desazon de ese recuerdo latente que no quiere dejar de latir. Se pregunta si ese chico no existe más dentro suyo, si murio en algun momento sin que se diera cuenta. Lo mira una ultima ves y despues lo vuelve a dejar tirado.
Las Convers le apretan y le hacen doler los pies, no tiene otro par asi que las usa igual. Camina dos cuadras y pega la vuelta. Busca su bici y pedalea hasta el parque. El viento le pega en la cara, le hace los ojos llorozos. Cuando llega, ve a sus amigos tirados sobre el prado y se tira junto a ellos. No hablan de nada pero no pueden parar de hacerlo. El no tiene ganas de hablar asi que no dice nada. Marcos saca un cigarro y le ofrece pero el le niega. Hace una semana que no fuma y piensa seguir haciendolo. Marcos le pregunta por Sofía, le vuelve a negar. Hace una semana que no sabe nada de ella tampoco.
Se quedan un rato más ahi hasta que oscurece y vuelve para su casa. Llega con todos los ojos rojos y madre piensa que se estubo drogando. Lo amenaza con contarle a su padre y mandarlo a vivir con el. El no le dice nada y se encierra en su pieza. Se pone los auriculares y duerme un rato.
Se despierta a las horas y se fija que hora es. Tiene ganas de salir a bailar. Pablo lo llama y le dice para salir, arreglan para encontrarse en una hora. Se cambia y sale a dar unas vueltas. Camina unos minutos y lo ve a Marcos hablando con un chabón . Marcos le da algo de plata, el chabón le pasa algo mirando para otro lado y se va. El le hace una seña y Marcos va apurado a su encuentro. Se dan cuenta que salen al mismo lugar y se ponen contentos.
Se cruzan a Pablo en la cola a la una de la mañana y los tres están sobrios. Entran y todo es humo, no hay sector no fumadores. El respira y tiembla un poco. La musica esta fuerte, van a la barra. Esta por pedir algo pero Marcos lo interrumpe señalandole hacia allá. Primero no ve nada, solo a un trava bailando apretado con dos negros. Despues la ve a Sofía y se va de la barra. Se quiere ir del boliche pero Marcos lo para y la lleva con ella. Esta a punto de arrancarle la cara con las manos pero se contiene, sigue siendo su amigo. Sofía lo mira como si nada, como si ayer se hubieran visto. No hablan nada, ni se hacen señas. Cuando un chabon de rastas y aliento a marihuana se acerca, la abraza por la cintura y le besa el cuello, ya está todo. Cierra los ojos y corre al baño. Abre la puerta y, sin importarle que pudiera haber alguien dentro, vomita. Cuando termina siente que tiene a Marcos atras, le palmea la espalda. Se agacha a su lado y saca un cartoncito del bolsillo. Lo parte en dos y le pone un pedazo abajo de su lengua. Chupá, es todo lo que le dice esa noche.
Lo siguiente es nubloso y acelerado. Esta y no esta al mismo tiempo. Las conversaciones le pasan volando a su alrededor y no esta seguro de participar en alguna. No se ve las manos, tiene los guantes blancos de Mickey en vez de ellas. Baila mucho, se transpira todo. Baila sin importarle que Sofia esta bailando con el chabon de rastas al lado. Sofia ya no le importa mas. Baila hasta que lo echan del boliche y comienza a caminar hasta su casa. En el medio se saca las convers y las revolea al carajo, no las aguantaba mas.
Llega a su casa y madre lo espera. Se gritan cosas, ella le revolea otras y el la empuja. Ella lo mira sorprendida y se larga a llorar. El se vuelve a encerrar en la pieza.
La tele esta desconectada pero igual emite escenas que no quiere ver. En una aparece Sofía desnuda, vestida solamente con ese collar que le regalo y riendose. La pantalla se llena de fuego, duda en llamar a los bomberos, y aparece el chabon de rastas. Se pone a bailar un ritmo chamanico digno de una danza de la lluvia. Baila sacandole la lengua, esa que le mete a Sofía. Despues se vuelve todo negro por unos segundos y aparece su juguete preferido. Aparece él tambien, jugando, y no puede evitar acercarse al tele a acariciarlo. Llora un poco y despues se desparrama por el piso buscandolo. Cuando lo encuentra lo abraza y le promete que nunca va a abandonarlo.