Esperar a que todos se duerman. Mirar cabizbajo por el espejo que apunta hacia abajo y ver que no quedan luces. Escurrirse por la puerta de afuera y prender uno. Dejarlo levitar dentro de uno, dejarlo sentir. El humo que quema la garganta y la hace carraspear. Ese punto rojo que alumbra la noche estrellada. Verlo fundirse, consumirse de a poco. La caida de cenizas que tiñen el piso de gris. Imaginarse que nieven ellas y que todo sea tan feo. Imaginarse un eternauta.
Escaparse del aula sin que el profesor vea. Ir hacia el fondo, entre las dos columnas que nadie ver, prender otro. Sentirlo quemarse dentro y afuera. Sentirlo consumirte. Saber que no te hace nada, que no te lleva a ningun lado . No te da nada y te quita mucho. Pero no poder dejarlo igual.
Cualquier lado, cualquier momento. La necesidad de sentir uno en los labios, de consumirlo. Dudar todo el tiempo quien es el que es consumido. Si el o vos.
Sentirse débil, cansino. Saber que sos menos, que el te puede y que no lo podes dejar. Ser su perra.
Amagar con dejarlo. Durar una semana y querer matar a alguien.
Los ojos rojos.
El aliento feo.
Las remeres apestosas.
Empezar a ser mas callado, a tener que tener uno para hablar. A ser inferior, a sentirte relegado
Que pase una semana y que cuando lo veas, te sientas mas feliz que nunca. Que una sonrisa surga de cachete a cachete. Sentir que nunca lo tenes que abandonar.
La gente que te pide que parar y hacerlo con mas violencia. Saber lo que es un vicio y viciarte.
Ocultarlo
Llegar con la boca cerrada a la casa y no hablarle a nadie. Lavarse las manos y tragar pasta dental.
Sentirte mal por tus viejos, que te creen otro y vos no le decis quien sos. Dramatizarte de a ratos que nunca lo vas a dejar. Fantasear que lo vas a poder y saber que no. Llorar.
Mierda, meterte mierda en la boca. La garganta. Los pulmones y echarla por la nariz
Fumar.
sábado, 17 de diciembre de 2011
jueves, 15 de diciembre de 2011
Jueves por la noche en Rosario
En una ciudad de cerca de dos millones de habitantes una quinta parte de ellos tienen una luz prendida un jueves a la madrugada. Lo digo porque lo veo.
Veo el gordo nudista que le gusta andar en bolas bailando regeton. Comiendo pizzas como si fueran masitas, engrasandose hasta los pies.
Veo el viejo arrugado y amargado que no aguanta dormir junto a su mujer y se levanta a mirar television solo. Lo veo hacer zappings interminables y de a ratos parando, con verguenza, en algun que otra porno.
Veo al adolescente vicioso que no puede soltar su computadora. Jugando compulsivamente ese juego que no debe dejar de matar. Con su cara llena de granos y su aliento a papitas Lays.
Veo a ese drogi que cree que es viernes y piensa a donde va a salir. Escuchando musica al palo, masacando goma de mascar sabor manzana. Parpadeando a la par del movimiento de su mandibula.
Veo a esos que estan cogiendo. No se si son dos hombres, dos mujeres o uno de cada clase. Los veo subir y bajar. Ir un rato hacia los costados y saltar un poco.
Veo a una narigona que llora porque no se puede operar. Le caen mocos gigantescos y se atraganta con ellos.
Veo a esa chica con la guitarra en la mano que no puede dejar de fumar. Quiere componer una cancion sobre su mayor desamor y no le salen las palabras. Fuma uno tras otro sin percatarse de respirar. Veo que me mira de a ratos y, aún sabiendo que yo la estoy mirando, no se va.
Veo otras cosas. Mas comunes y mas raras. Me veo a mi en la mayoria de ellas, a veces te veo a vos.
Veo el gordo nudista que le gusta andar en bolas bailando regeton. Comiendo pizzas como si fueran masitas, engrasandose hasta los pies.
Veo el viejo arrugado y amargado que no aguanta dormir junto a su mujer y se levanta a mirar television solo. Lo veo hacer zappings interminables y de a ratos parando, con verguenza, en algun que otra porno.
Veo al adolescente vicioso que no puede soltar su computadora. Jugando compulsivamente ese juego que no debe dejar de matar. Con su cara llena de granos y su aliento a papitas Lays.
Veo a ese drogi que cree que es viernes y piensa a donde va a salir. Escuchando musica al palo, masacando goma de mascar sabor manzana. Parpadeando a la par del movimiento de su mandibula.
Veo a esos que estan cogiendo. No se si son dos hombres, dos mujeres o uno de cada clase. Los veo subir y bajar. Ir un rato hacia los costados y saltar un poco.
Veo a una narigona que llora porque no se puede operar. Le caen mocos gigantescos y se atraganta con ellos.
Veo a esa chica con la guitarra en la mano que no puede dejar de fumar. Quiere componer una cancion sobre su mayor desamor y no le salen las palabras. Fuma uno tras otro sin percatarse de respirar. Veo que me mira de a ratos y, aún sabiendo que yo la estoy mirando, no se va.
Veo otras cosas. Mas comunes y mas raras. Me veo a mi en la mayoria de ellas, a veces te veo a vos.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Levitar
Félix se desata y flota desde su
cama al ropero. Saca su saco color crema y se viste. Flota hacia al baño y se
mira al espejo. Se fija si esta bien, presentable. Revuelve su pelo revoltoso y
acaricia su barbita. Se sonríe y flota hacia la calle. Va a buscar a su novia
al parque. Flota entre la gente rozándola compulsivamente. Va con las manos en
los bolsillos, lentamente, con los pies a medio metro del piso. Levanta la
vista y ve otros flotando infinitamente mas arriba, esos despegaron desde un
lugar mas alto para hacerlo.
Aterriza bajo un árbol en el cual
esta ella acostada leyendo un libro. La besa y se recuesta encima de sus
piernas. Hablan sobre cosas, lo hermoso que es el día. Ella le cuenta que ya
casi consigue todo el dinero que necesita para comprar la nueva cámara. Es fotógrafa,
y esa cámara es lo mejor que le puede pasar. Le explica todos los agregados técnicos
y todas las cosas nuevas que podrá hacer con ella. El le asiente sin entender
nada, pero entendiendo que la ama. Y ella lo sabe pero le encanta contárselo
igual. Se callan por un rato sin hacer nada, simplemente recostados. Hasta que
ella se levanta de repente, le vinieron ganas de fotografiar. Específicamente a
el. Y el lo sabe, conoce sus movimientos cuando le entran las ganas. Saca la cámara
y, con su carita imposible contradecir, le pide que se levante.
La primer foto sale el flotando
apenas encima de una roca juguetona que hay cerca. Con una sonrisa tierna y los
ojos bien abiertos. Con las manos en el bolsillos y las puntas de los pies
apuntando hacia arriba. Una pájaro vuelva a su izquierda, unos metros detrás
suyo, y parece que va chocarlo.
En la segundo esta sentado encima
de la copa del árbol, que acaba de trepar. Mira hacia abajo, apuntando hacia
ella. Tiene sus dos manos apoyadas en las hojas que amagan con quebrarse y
sonríe embobado esperando a que se la saque.
A la tercera se la saca sin
avisarle. Sale planeando hacia el piso, bajándose del árbol. Su ropa se eleva
hacia arriba contrariada por el aire y sus ojos cerrados por lo mismo.
Parece salido de una película de
acción de artes marciales.
En la cuarta el esta recostado
boca abajo casi rozando el piso. Un perro esta sentado encima de su espalda y
ella se ríe mientras la saca. Sale mal y tiene que sacar otra.
A la sexta la saca el y sale
ella. Intenta taparse la cara pero el no la deja y sale mirando la cámara. Su
sonrisa se le escapa, le entrega todo. Le sonríe a el, no a la cámara, y se
nota demasiado en el brillo de sus ojos.
Después le da un beso y guarda la
cámara.
Se acuestan por un rato más hasta
que se aburren y deciden dar una vuelta. Flotan por el centro mirando las
vidrieras que los miran esperando que entren pero no entran en ninguna. Ven
ropas copadas, ropas feas y ropas aburridas. Ven a un perro mearle la pierna a
una vieja demasiado arreglada y les da risa. Ven un africano cantando una
canción reggae con su guitarra y le tiran una moneda. Ven todo eso y más, por
eso se cansan y le entra el hambre. Van al primer MacDonalds que se cruzan y se
piden el combo mas barato que encuentran. Ella se come una hamburguesa
minúscula acompañada por diez papitas y un vasito de gaseosa Light. El se come
el doble de eso.
Cuando salen ya es de noche y con
el viento hace fresco. Apurados, flotan a la casa de ella. Levitan escaleras
arriba empujándose, casi chocándose la puerta al entrar. Adentro ella le
pregunta si tiene hambre abriendo la heladera, pero el le dice que no y se la
cierra con un beso. La acaricia suavemente y la lleva a la cama.
Se sientan besándose y, sin darse
cuenta, comienzan a desvestirse. Ella queda en bombacha y el solamente con sus
medias. Se meten debajo de las sabanas, quedando totalmente a oscuras. Félix
igual sabe exactamente donde esta ella. Donde esta su mejilla, su boca o sus
tetas. Comienza a besarla en cada una de esas partes. Ella de repente da un
gritito y se ríe, sus pies se cruzaron con sus medias y le produjeron un
escalofrío. Igual al toque se acostumbra a ellas.
De a poco, y sin notarlo,
comienzan a levitar. Primero es mínimo, como si estuvieran dando pequeños
saltitos y regresaran en seguida a la cama. Pero después empiezan a aumentar
hasta quedar totalmente suspendidos en el aire. Suben tanto que las sabanas se
caen por sus costados y regresan a la cama. Quedan ellos dos abrazados
besándose por todo el cuerpo. Félix se choca la cabeza contra el techo y ella
se le ríe. Se dan cuenta que están flotando y deciden cambiar de posición. El
le pasa la lengua por toda su panza bajando hasta su cintura. Se encuentra con
su bombacha roja y se la corta con los dientes. Esta cae instantáneamente en un
abrir y cerrar de ojos, recostándose sobre la almohada. El sigue, como si nada,
y le comienza a besar la concha. Ella se retuerce toda gimiendo cada un
segundo, pidiéndole que nunca se detenga. Después hacen el amor por largos
ratos. Cuando acaban comienzan a caer abrazados lentamente. Se mecen como las
hojas que caen de los árboles en otoño. Se mecen lentamente hasta que acaban en
su cama. No se sueltan nunca y se disponen a dormir. Pero primero el ata a
ambos a los respaldares de la cama con dos sogas distintas -Chocarse contra el
techo al hacer el amor es divertido pero hacerlo mientras uno intenta dormir
no.- Luego se duermen.
El se despierta al rato y, por más
que intenta, no puede volverse a dormir. Prende un cigarro y comienza a jugar
con el pelo de ella. La acaricia un poco y se aburre, entonces se desata y va
al baño. Se lava la cara mirándose al espejo un rato. Ve su barbita y decide
que mañana se va a afeitar.
Cuando regresa a la pieza, la
encuentra igual de dormida. No la quiere despertar y tampoco se quiere volver a
acostar. Se viste y agarra su saco. Abre la ventana y, sin mirar atrás, salta.
A Betty qe me encontro esta hermosa escena.
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