sábado, 17 de diciembre de 2011

Cigarro

Esperar a que todos se duerman. Mirar cabizbajo por el espejo que apunta hacia abajo y ver que no quedan luces. Escurrirse por la puerta de afuera y prender uno. Dejarlo levitar dentro de uno, dejarlo sentir. El humo que quema la garganta y la hace carraspear. Ese punto rojo que alumbra la noche estrellada. Verlo fundirse, consumirse de a poco. La caida de cenizas que tiñen el piso de gris. Imaginarse que nieven ellas y que todo sea tan feo. Imaginarse un eternauta.
Escaparse del aula sin que el profesor vea. Ir hacia el fondo, entre las dos columnas que nadie ver, prender otro. Sentirlo quemarse dentro y afuera. Sentirlo consumirte. Saber que no te hace nada, que no te lleva a ningun lado . No te da nada y te quita mucho. Pero no poder dejarlo igual.
Cualquier lado, cualquier momento. La necesidad de sentir uno en los labios, de consumirlo. Dudar todo el tiempo quien es el que es consumido. Si el o vos.
Sentirse débil, cansino. Saber que sos menos, que el te puede y que no lo podes dejar. Ser su perra.
Amagar con dejarlo. Durar una semana y querer matar a alguien.
Los ojos rojos.
El aliento feo.
Las remeres apestosas.
Empezar a ser mas callado, a tener que tener uno para hablar. A ser inferior, a sentirte relegado
Que pase una semana y que cuando lo veas, te sientas mas feliz que nunca. Que una sonrisa surga de cachete a cachete. Sentir que nunca lo tenes que abandonar.
La gente que te pide que parar y hacerlo con mas violencia. Saber lo que es un vicio y viciarte.
Ocultarlo
Llegar con la boca cerrada a la casa y no hablarle a nadie. Lavarse las manos y tragar pasta dental.
Sentirte mal por tus viejos, que te creen otro y vos no le decis quien sos. Dramatizarte de a ratos que nunca lo vas a dejar. Fantasear que lo vas a poder y saber que no. Llorar.
Mierda, meterte mierda en la boca. La garganta. Los pulmones y echarla por la nariz
Fumar.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Jueves por la noche en Rosario

En una ciudad de cerca de dos millones de habitantes una quinta parte de ellos tienen una luz prendida un jueves a la madrugada. Lo digo porque lo veo.
Veo el gordo nudista que le gusta andar en bolas bailando regeton. Comiendo pizzas como si fueran masitas, engrasandose hasta los pies.
Veo el viejo arrugado y amargado que no aguanta dormir junto a su mujer y se levanta a mirar television solo. Lo veo hacer zappings interminables y de a ratos parando, con verguenza, en algun que otra porno.
Veo al adolescente vicioso que no puede soltar su computadora. Jugando compulsivamente ese juego que no debe dejar de matar. Con su cara llena de granos y su aliento a papitas Lays.
Veo a ese drogi que cree que es viernes y piensa a donde va a salir. Escuchando musica al palo, masacando goma de mascar sabor manzana. Parpadeando a la par del movimiento de su mandibula.
Veo a esos que estan cogiendo. No se si son dos hombres, dos mujeres o uno de cada clase. Los veo subir y bajar. Ir un rato hacia los costados y saltar un poco.
Veo a una narigona que llora porque no se puede operar. Le caen mocos gigantescos y se atraganta con ellos.
Veo a esa chica con la guitarra en la mano que no puede dejar de fumar. Quiere componer una cancion sobre su mayor desamor y no le salen las palabras. Fuma uno tras otro sin percatarse de respirar. Veo que me mira de a ratos y, aún sabiendo que yo la estoy mirando, no se va.
Veo otras cosas. Mas comunes y mas raras. Me veo a mi en la mayoria de ellas, a veces te veo a vos.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Levitar


Félix se desata y flota desde su cama al ropero. Saca su saco color crema y se viste. Flota hacia al baño y se mira al espejo. Se fija si esta bien, presentable. Revuelve su pelo revoltoso y acaricia su barbita. Se sonríe y flota hacia la calle. Va a buscar a su novia al parque. Flota entre la gente rozándola compulsivamente. Va con las manos en los bolsillos, lentamente, con los pies a medio metro del piso. Levanta la vista y ve otros flotando infinitamente mas arriba, esos despegaron desde un lugar mas alto para hacerlo.
Aterriza bajo un árbol en el cual esta ella acostada leyendo un libro. La besa y se recuesta encima de sus piernas. Hablan sobre cosas, lo hermoso que es el día. Ella le cuenta que ya casi consigue todo el dinero que necesita para comprar la nueva cámara. Es fotógrafa, y esa cámara es lo mejor que le puede pasar. Le explica todos los agregados técnicos y todas las cosas nuevas que podrá hacer con ella. El le asiente sin entender nada, pero entendiendo que la ama. Y ella lo sabe pero le encanta contárselo igual. Se callan por un rato sin hacer nada, simplemente recostados. Hasta que ella se levanta de repente, le vinieron ganas de fotografiar. Específicamente a el. Y el lo sabe, conoce sus movimientos cuando le entran las ganas. Saca la cámara y, con su carita imposible contradecir, le pide que se levante.
La primer foto sale el flotando apenas encima de una roca juguetona que hay cerca. Con una sonrisa tierna y los ojos bien abiertos. Con las manos en el bolsillos y las puntas de los pies apuntando hacia arriba. Una pájaro vuelva a su izquierda, unos metros detrás suyo, y parece que va chocarlo.
En la segundo esta sentado encima de la copa del árbol, que acaba de trepar. Mira hacia abajo, apuntando hacia ella. Tiene sus dos manos apoyadas en las hojas que amagan con quebrarse y sonríe embobado esperando a que se la saque.
A la tercera se la saca sin avisarle. Sale planeando hacia el piso, bajándose del árbol. Su ropa se eleva hacia arriba contrariada por el aire y sus ojos cerrados por lo mismo.
Parece salido de una película de acción de artes marciales.
En la cuarta el esta recostado boca abajo casi rozando el piso. Un perro esta sentado encima de su espalda y ella se ríe mientras la saca. Sale mal y tiene que sacar otra.
A la sexta la saca el y sale ella. Intenta taparse la cara pero el no la deja y sale mirando la cámara. Su sonrisa se le escapa, le entrega todo. Le sonríe a el, no a la cámara, y se nota demasiado en el brillo de sus ojos.
Después le da un beso y guarda la cámara.
Se acuestan por un rato más hasta que se aburren y deciden dar una vuelta. Flotan por el centro mirando las vidrieras que los miran esperando que entren pero no entran en ninguna. Ven ropas copadas, ropas feas y ropas aburridas. Ven a un perro mearle la pierna a una vieja demasiado arreglada y les da risa. Ven un africano cantando una canción reggae con su guitarra y le tiran una moneda. Ven todo eso y más, por eso se cansan y le entra el hambre. Van al primer MacDonalds que se cruzan y se piden el combo mas barato que encuentran. Ella se come una hamburguesa minúscula acompañada por diez papitas y un vasito de gaseosa Light. El se come el doble de eso.
Cuando salen ya es de noche y con el viento hace fresco. Apurados, flotan a la casa de ella. Levitan escaleras arriba empujándose, casi chocándose la puerta al entrar. Adentro ella le pregunta si tiene hambre abriendo la heladera, pero el le dice que no y se la cierra con un beso. La acaricia suavemente y la lleva a la cama.
Se sientan besándose y, sin darse cuenta, comienzan a desvestirse. Ella queda en bombacha y el solamente con sus medias. Se meten debajo de las sabanas, quedando totalmente a oscuras. Félix igual sabe exactamente donde esta ella. Donde esta su mejilla, su boca o sus tetas. Comienza a besarla en cada una de esas partes. Ella de repente da un gritito y se ríe, sus pies se cruzaron con sus medias y le produjeron un escalofrío. Igual al toque se acostumbra a ellas.
De a poco, y sin notarlo, comienzan a levitar. Primero es mínimo, como si estuvieran dando pequeños saltitos y regresaran en seguida a la cama. Pero después empiezan a aumentar hasta quedar totalmente suspendidos en el aire. Suben tanto que las sabanas se caen por sus costados y regresan a la cama. Quedan ellos dos abrazados besándose por todo el cuerpo. Félix se choca la cabeza contra el techo y ella se le ríe. Se dan cuenta que están flotando y deciden cambiar de posición. El le pasa la lengua por toda su panza bajando hasta su cintura. Se encuentra con su bombacha roja y se la corta con los dientes. Esta cae instantáneamente en un abrir y cerrar de ojos, recostándose sobre la almohada. El sigue, como si nada, y le comienza a besar la concha. Ella se retuerce toda gimiendo cada un segundo, pidiéndole que nunca se detenga. Después hacen el amor por largos ratos. Cuando acaban comienzan a caer abrazados lentamente. Se mecen como las hojas que caen de los árboles en otoño. Se mecen lentamente hasta que acaban en su cama. No se sueltan nunca y se disponen a dormir. Pero primero el ata a ambos a los respaldares de la cama con dos sogas distintas -Chocarse contra el techo al hacer el amor es divertido pero hacerlo mientras uno intenta dormir no.-  Luego se duermen.
El se despierta al rato y, por más que intenta, no puede volverse a dormir. Prende un cigarro y comienza a jugar con el pelo de ella. La acaricia un poco y se aburre, entonces se desata y va al baño. Se lava la cara mirándose al espejo un rato. Ve su barbita y decide que mañana se va a afeitar. 
Cuando regresa a la pieza, la encuentra igual de dormida. No la quiere despertar y tampoco se quiere volver a acostar. Se viste y agarra su saco. Abre la ventana y, sin mirar atrás, salta.



A Betty qe me encontro esta hermosa escena.